martes, 16 de febrero de 2016

NIVEL HUMANO: Los tele-evangelistas de Dios


No se engañen, es puro marketing de empresa al estilo vaticano pero menos vistoso y con menos watios. Sus pastores (en muchos se advierte que les gusta escucharse cuando predican) se parecen a la sibilina y hambrienta serpiente Ka de El Libro de la Selva (¿recuerdan su cantinela?, confía en mí, confía en mí... ), siempre tratando de hipnotizar al televidente y a los asistentes a sus shows de música y lecturas bíblicas; música y empujones en la frente a los ignorantes que se dejan tirar al suelo de espaldas. Aleluya, hermano, aleluya… música y donaciones, donaciones y músicas... parece un colorido espectáculo hollywoodense con la sincronizada coreografía de los musicales en blanco y negro de Busby Berckley. Eso es lo que gusta a mucha gente sedienta de espíritu: que los duerman y hagan sentir. Otra cosa es cultivarse a sí mismos.
Las iglesias evangélicas parecen Eurovisión pero a lo hebreo, exhortando a los suyos a esperar la próxima instauración de una teocracia en Israel, encabezada por Cristo en una Jerusalén indivisible. Y para preparar el terreno: conversiones en cantidades industriales. Lo que importa es la cantidad y vistosidad, no la substancia.
Da igual si están emitiendo desde Madrid o Lima, siempre hay algún maestro que ya ha hecho carrera en los suburbios más desfavorecidos de la América Latina, por lo que la liturgia es similar sin depender de dónde se esté grabando.
Yo los he visto por televisión y me quedo perplejo al ver a uno de sus pastores soplando un cuerno de carnero (Shofar), para hacer más atractivo el show. Habitualmente, en el escenario-altar tienen la bandera del Estado de Israel y como digo, lo más que hacen es cantar, bailar y responder a todo lo que el pastor dice con ¡Aaaaleluya, hermano!. Bueno, eso y hacer creer a los adictos de su droga (aquí está el núcleo que sostiene lo demás), que tener pasta (ellos le dicen ser prosperado, que suena mejor) es vivir en la bendición de Dios. De ahí que estos individuos hayan hecho tan buenas migas con los nuevos empresarios de clase media y los que aspiran a llegar a final de mes. Eso sí, todo ello con constantes referencias a la necesidad de no ser malos pecadores, pero para volver siempre al mismo punto: la prosperación material. La cuestión de la prosperidad material ha sido uno de los fundamentos que estas nuevas iglesias han importado de la religiosidad anglosajona, no en vano, el tele-evangelismo nace en los EEUU.
Qué quieren que les diga, en una ocasión vi un programa infantil de estos cristianos, en el que el presentador vestía infantilmente y con nariz de payaso, y estaba rodeado de niños de corta edad a los que les hablaba de la travesía de Moisés en el desierto y del camino a Nínive... simplemente surrealista. Parecía un capítulo de Los Simpson y su sarcástica ridiculización del cristiano fundamentalista en Ned Flanders.
Conozcamos a alguno de estos personajes:
Billy Graham, el más anciano y respetado de los actuales telepastores de EEUU. Fue Graham quien, durante un veraniego fin de semana visitó a los Bush, encendiendo una chispa en el corazón de un hombre demasiado dado a las drogas blandas…
Para Graham, la base de la preeminencia norteamericana se encuentra en el incondicional apoyo a Israel, aunque en las desclasificadas cintas de Richard Nixon, en las que se escucha conversar a ambos, el evangelista muestra su desprecio hacia los judíos. En esas cintas también se advierte la recomendación del pastor al presidente: endurecer a base de bombas la política bélica de EEUU en Vietnam, tal como lo describe Alexander Cockburn en su artículo ‘Cuando Billy Graham planeó matar un millón de personas.’
Graham, retirado en 2005, funda en Minneapolis la Asociación Evangelística B. Graham (BGEA), y como a todo predicador que se precie, le gusta viajar y reclamar la atención de multitudes; organiza en 1954 su Gran Cruzada Cristiana en el Reino Unido, predicando ante 67.000 almas en White City y 120.000 en Wembley Stadium, Londres. En aquellos días gloriosos se entrevistaba con el mismísimo Winston Churchill.
El cuarto de sus cinco hijos, William Frankin Graham III, un gran amante de las armas de fuego, dirige la altruista organización cristiano-evangelizadora (exenta del pago de impuestos, como dios-dólar manda), La Bolsa del Samaritano (Samaritan´s Purse), cuyo presupuesto anual es de unos 200 millones de dólares, de los cuales Franklin, buen sureño y también confidente del Baby presidente Bush, ingresa más de 250 mil. Como organización caritativa que es, La Bolsa del Samaritano va allá donde los marines se han anticipado en sus nobles tareas, como Sudán e Irak.
A estos líderes religiosos de franquicia les gusta vivir bien, tienen guardaespaldas, visten como empresarios de Wall Street y hacen uso de la televisión para llevar a cabo su propósito de convertir a cuantos más mejor.
Tenemos a Jesse Duplantis, sanado de sus vicios, tras lo cual funda a finales de los años setenta la organización Ministerios Jesse Duplantis, desde la que se dirige a su audiencia (ha escrito numerosos libros, y sus programas de televisión se ven en todo el mundo) con un sentido del humor muy particular; a Jack Van Impe  y sus noticias apocalípticas, donde advierte a sus seguidores vía satélite que un nuevo imperio maligno quiere enfrentarse a los libertadores (léase, EEUU) y seguidores de Cristo. Para Duplantis ese imperio no es otro sino la Unión Europea. Van Impe dice saberse 14.000 versos bíblicos de memoria.
Un caso especial: Pat Robertson, un pentecostalista que funda la Christian Broadcasting Network, desde donde evangeliza apoyando el exterminio de los paganos para evitar su reproducción. En 1991 arremetió contra episcopalianos, metodistas y presbiterianos, acusándolos de ser parte espiritual del Anticristo. Desde su programa de televisión ataca a las feministas, abortistas y lesbianas (ni los hinduistas se salvan de la quema), advirtiendo al mundo de los paganos que sus conductas perversas podrían llegar, incluso, a provocar la caída de un destructivo meteoro.
El predicador apoya la creación del Gran Israel, por lo que la Organización Sionista de América lo galardonó en 2002 con el premio Amistad del Estado de Israel…
Robertson también fundó la Christian Coalition of America (Coalición Cristiana), una organización que engloba a diversas confesiones cristianas que está situada a la derecha del padre… Durante unos años, Ralph Reed, un cristiano renacido que se convierte en el más aventajado de los discípulos de Robertson, toma el timón de la coalición, siendo, además, asesor de Baby Bush, y uno de sus jefes de campaña en las elecciones presidenciales de 2004.
Pero ahí no queda la cosa. En 2005, Robertson sugirió al presidente Bush que se matara a Hugo Chavez, y justificó que Ariel Sharon sufriera varios infartos y quedara en estado vegetativo, como consecuencia de haber desobedecido a Dios entregando Gaza a los palestinos. El telepredicador se retractó de sus palabras sobre Sharon cuando el gobierno de Israel anunció que unas tierras, inicialmente concedidas para la construcción del Centro de Herencia Cristiana, cerca del mar de Galilea, se le negarían a Robertson, uno de los socios del proyecto. El líder cristiano sopesó el valor de aquel anuncio; seguramente leyó algún pasaje bíblico, chequeó el estado de sus cuentas, y al final, escribió una carta a Omri, unos de los hijos de Arik Sharon, pidiendo perdón por sus comentarios. ¿Quién dijo que rectificar estaba reservado sólo a los sabios?
El periplo de ataques de Robertson, hasta el momento, acabó cuando en marzo de 2006 llamó satánicos a los musulmanes.
Benny Hinn, nacionalizado estadounidense pero nacido en Israel, que bautiza en el Jordán, hace cruzadas de avivamiento por todo el mundo, y multiplica su dinero vendiendo himnos cristianos y calendarios con fotos de catedrales a 25 dólares. Vive en una mansión californiana valorada en 8,5 millones de dólares. Profetizó que Jesús regresaría antes de acabar el siglo XX, y que entonces Dios arrasaría con fuego las comunidades homosexuales de América; Jerry Falwell, un individuo que acusó a los defensores de derechos civiles, gays, lesbianas, feministas, abortistas y demás maleantes, de ser responsables parciales de los atentados del 11-S, al atraer con su desviado comportamiento la ira de Dios. Fue Falwell el que dijo que el sida era el látigo divino contra los sodomitas, y que Mahoma fue en realidad un terrorista.
También tenemos al todopoderoso Paul Crouch, amiguete de Benny Hinn y miembro de la élite de Dios; Crouch es el dueño de TBN(1), una cadena de televisión (disponible en el 92% de los hogares estadounidenses) con más de diez mil empresas afiliadas, unos 40 satélites, y una web con 25 millones de visitas mensuales. Estamos hablando de la más grande red telereligiosa del mundo. Toda una franquicia al estilo MacDonald…
Según el periodista William Lobdell(2), el reverendo Crouch, casado y con hijos, se acostó  con su chofer, E. Lonnie Ford, a quien se pagó por su silencio una sustanciosa suma (se habla de casi medio millón) salida de las arcas de TBN. El 17 de septiembre de 2004, Crouch niega dicha relación homosexual, diciendo que tales acusaciones son obras demoníacas contra la iglesia. A sus declaraciones se suman los apoyos de Benny Hinn y Doug Wead, ex-asesor de Poppy Bush.
Nada que objetar sobre la supuesta relación homosexual del Señor Crouch, excepto que desde los púlpitos que le dan sus millonarias lentejas cada mes, se condena como perversión que te condena al fuego del infierno. Una vez más se censura como inmoral el comportamiento ajeno y se oculta el propio. Eso es todo.
Amigos, estos son los evangelistas que han ido, poco a poco, robándole terreno y fieles a la Iglesia Católica. Aquí, los ciegos, sordos, cojos, todos son físicos y no espirituales, hasta el extremo que sus creyentes reciben la unción de Dios a través de piedras preciosas en sus relojes, empastes de platino y esmeralda, y aceite en sus manos. El remate total viene cuando el pastor sopla a la frente de sus corderitos (y convenientemente sobre el micrófono, a modo de especiales efectos sonoros) y les roza la frente con su mano, a lo que éstos caen de espaldas en medio de un alto estado de sugestión. Simplemente patético. Estamos ante el más burdo espectáculo de feria. Evangelismo en serie como masivos envíos de publicidad. ¿Quieres ser tan próspero como yo? Ven al templo…


(1)Crouch es hoy un anciano de más de setenta años, fundó y preside Trinity Broadcasting Network (TBN), con sede en Orange County, California. Su salario anual ronda los 800 mil dólares.
(2)Los Ángeles Times, 12 de septiembre de 2004.

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