viernes, 8 de abril de 2016

Perfil de Juan Pablo II, Cruzado de la Virgen contra Rusia


Sor Lucía dos Santos y Juan Pablo II son dos de los actores esenciales mencionados en Reflexiones sobre el Fenómeno Alienígena. Por cierto, ambos murieron en 2005, con dos meses de diferencia. Como primer apéndice del libro, aquí tenemos una síntesis del perfil del Papa, más allá de la implicación con los sucesos de Fátima. Además, hay abundante información sobre el carácter de la Iglesia que capitaneó durante muchos años, y de los escándalos de la misma.



El siguiente texto fue originalmente publicado en 2007
  
La luz de un nuevo amanecer hace brillar la cúpula de la Basílica de San Pedro, Roma. El espectacular edificio está ubicado donde estuvieran los jardines de la madre del emperador Calígula. Éste construyó luego un circo que posteriormente sirvió para los sádicos entretenimientos de Nerón. Precisamente allí dice la tradición que San Pedro fue crucificado, exactamente donde hoy se alza uno de los más de treinta altares que hay en la basílica...

A la hora de justificar su propia existencia, la Iglesia Católica se apoya en los evangelios, y más concretamente en las palabras de Cristo a su discípulo Simón Pedro; palabras nada nítidas que han sido y seguirán siendo motivo de controversia. De ahí la ignorancia o naturaleza perversa de quienes siguen sosteniendo que la esencia de la iglesia es idéntica a la de la figura a la que dicen representar.
Esa tesis se defiende con firmeza el año 2000, desde la DeclaraciónDominus Iesus’ sobre la Unidad y la Universalidad Salvífica de Jesucristo y de la Iglesia(1), en la que se dice textualmente: ‘Cristo y la Iglesia no se pueden confundir, pero tampoco separar, pues constituyen un único cuerpo, un ‘Cristo Total’ (...). La Iglesia, en el curso de los siglos, ha proclamado y testimoniado con fidelidad el Evangelio de Jesús’. ¿Se puede ser más arrogante?
Al margen de que no hay ninguna evidencia de que el ser sobre el cual basan su religión, fundase o simplemente desease, todo el tinglado que hoy conocemos como Iglesia Católica, incluso dejando de lado la mutación~imitación que de la jerarquía del Imperio Romano ésta ha hecho -precisamente y no por casualidad en Roma-, nos encontramos con que eso del Cristo Total no es solo una vergüenza y una osadía, sino un invento de marketing muy bien diseñado para imponerse a las masas.
El Vaticano expone en Dominus Iesus que la Iglesia Católica y Apostólica es la Única Esposa de Cristo, como si una multinacional religiosa pudiera ser sinónimo de algo tan simbólico pero cargado de trascendencia como la denominación Esposa de Cristo. Véase la usurpación de la verdadera Esposa de Cristo, que es todo aquel o aquella que equipara la condición femenina a la masculina, y la valora, la busca, la trabaja, en sí mismo y en el mundo que le rodea.
Para la jerarquía católica, según Dominus Iesus, los textos de las otras religiones ‘no pocas veces reflejan un destello de la verdad’, pero no olvidemos que la Verdad Absoluta es aquella que se contiene en su libro sagrado, de la cual la Iglesia Católica es su guardiana, mientras a su juicio, las demás confesiones contienen ‘lagunas, insuficiencias y errores’; la Católica es santa por derecho congénito.
Pero he aquí que ahora como nunca antes, a la falsa Esposa de Cristo le ponen en duda su virtud... En ese mismo año 2000, setenta y tres teólogos de 15 países firman un manifiesto contra esta triunfalista y romanocentrista declaración vaticana, y sobre la unicidad (recuerden el Anillo Único de Sauron) de la Iglesia Católica como religión verdadera. Estos teólogos (entre los que están Hans Küng y Jon Sobrino, figura indiscutible de la Teología de la Liberación) arremeten contra Juan Pablo II y su entonces principal teólogo y brazo ejecutor, el cardenal alemán Joseph Ratzinger (después Benedicto XVI), acusándolos de exponer una tesis que retrocede a tiempos ya lejanos. Justifican su manifiesto aludiendo a la pretensión vaticana de identificar a Cristo con el catolicismo de manera exclusiva.
‘Algunas expresiones de la Declaración Dominus Iesus sobre la Unidad y la Universalidad Salvífica de Jesucristo y de la Iglesia nos parecen, cuando menos, discutibles desde el punto de vista doctrinal y ciertamente ofensivas para las personas creyentes de otras religiones’, escriben los teólogos.
Desde la libertad que otorga la anulación del pensamiento religioso, el intermediario entre el universo (cualquiera que sea su concepción metafísica de él) y uno mismo, ya no es un ser humano al que llamamos pastor o padre, sino la noble voz interior que cobra vida cada vez que caemos y nos levantamos, cada vez que cometemos errores y los resolvemos, aprendiendo de ellos. La propia esencia crística de cada ser humano es la que debe despertar y servir de monitor para el aprendizaje y la evolución individual. Vamos, dicho de otro modo: Que cada cual se construya su arca; que cada cual are su tierra con su propio arado-conciencia, que ya está bien de seguir creyendo que somos ganado necesitado de pastores.

Durante estos últimos dos milenios la Iglesia de Roma ha sido numerosas veces asociada a la Bestia y la Ramera descritas en el libro Apocalipsis, y no sin razón. Los continuos reformadores que le iban surgiendo al Papado hacían uso de estas interpretaciones para fortalecer sus propias doctrinas, muchas de las cuales, ciertamente, eran más cercanas a la palabra de Cristo que la defendida por la jerarquía de Roma.
La Iglesia Romana no sólo desoyó a sus críticos, sino que los persiguió con furia unas veces, y otras los fagocitó como mala madre que devora a sus hijos para que callen. En cualquiera de los casos, Apocalipsis ha sido una rica cantera para los más exigentes y escépticos con la Santa Madre Iglesia.
En esto coincido plenamente con el Reverendo James A. Wylie, protestante escocés del siglo XIX que trabajó intensamente sobre este respecto, y que vivió su larga vida propagando la verdad de que el Vicario de Cristo no es sino un demoníaco usurpador de la Luz, una especie de senescal que vive de hablar del rey ausente, pero teme su regreso.
Wylie, cuya tesis -seguro- se cree ya superada, ponía un ejemplo muy ilustrativo y para mí, válido: un ateo que se burla de la creencia en Cristo, que incluso persigue a quienes se dicen cristianos, es acusado de ser el Anticristo, y por ello comparece en un estrado ante un juez, y éste le pregunta ‘¿Quién eres tú?’, ‘¿Eres el que ocupa el lugar de Cristo bajo profesión de fe y con esa excusa tratas de destruirlo?’. ‘¡No!’, responde el acusado, ¡Es verdad que odio a Cristo y su evangelio, pero mi lucha es abierta y no me oculto! Ante la franqueza del acusado, el juez no tiene más que decir sino: ‘Yo no veo pruebas que confirmen la acusación que se te ha hecho, vete por tu camino. Tú no eres el Anticristo.’

Durante el período pontificio de Pío IX (1846-1878), el Papado pierde sus poderes temporales. Los Estados Pontificios son anexionados por el Reino de Italia en 1870 con la oposición de Pío IX, quien también gozó del aprecio de Wojtyla (Juan Pablo II), que lo beatificó en el año 2000.
Cuando los Estados Pontificios, y finalmente la propia Roma, fueron incorporados a la Italia unificada, el Papa Pío IX y otros Papas posteriores, se negaron a reconocer al gobierno italiano, y mantuvieron su aislamiento en el palacio vaticano.
Aún durante el pontificado de León XIII, concluido en 1903, el objetivo central de su reinado fue la restauración de los territorios que antes le pertenecían. Éste es el mismo Papa que publica en 1901 una encíclica que exhorta a los creyentes a desalentar a los obreros de cualquier afán revolucionario o sedicioso frente al poder establecido.
Su continuador, Pío X, publica en 1906 una encíclica especialmente dirigida al pueblo y clero de Francia, en la que denuncia con gran dureza las leyes políticas que trataban de acabar con la influencia de su iglesia sobre los poderes del estado galo. Tal debía ser la mentalidad absolutista y terrenal de este pontífice, que cuando estalla la Primera Guerra Mundial, con el magnicidio de Sarajevo (1914), se desmayó. Debió suponer que un nuevo mapa de Europa haría definitivamente imposible la recuperación de las posesiones católicas.
Desde 1870 hasta 1929 los pontífices vaticanos se sentían y vivían prisioneros en el Vaticano; hasta que llega un ángel salvador: Mussolini llega a un acuerdo con Pío XI (Tratado de Letrán) que da forma al Vaticano como estado independiente dentro de Roma. El Papa cedió en todas sus reivindicaciones territoriales, y a su vez, el fascismo reconoce al Vaticano su independencia y al Papa como gobernador absoluto. Italia entregó unos 88 millones de dólares en metálico, como compensación económica; se dice, se comenta, se rumorea, que el propio Pío XII tenían bajo su cama varios cofres repletos de este dinero.

Karol Józef Wojtyla (Juan Pablo II)

Nacido en Polonia el 18 de mayo de 1920, Wojtyla comenzó a perder miembros de su familia desde muy joven, entre ellos un hermano mayor que murió en 1932.
El pontífice Pablo VI nombra a Wojtyla Arzobispo de Cracovia en 1963, para elevarlo, cuatro años más tarde, a la dignidad de Cardenal. Finalmente, es Coronado Papa el 16 de octubre de 1978 como Juan Pablo II.
Wojtyla había accedido al trono de Roma inesperadamente. Su antecesor, Juan Pablo I, murió 33 días después de ser coronado. Albino Luciani es elegido el 26 de agosto de 1978 con el nombre Juan Pablo I, y muere el 28 de septiembre del mismo año. Es el primer Papa salido del Concilio Vaticano II, una asamblea que aspiraba a renovar las anacrónicas bases de la Iglesia Católica.
Pablo VI había fallecido el 6 de agosto de 1978. Veinte días después, en un breve cónclave, Luciani es elegido Papa. La elección de Albino Luciani había estado cargada de esperanza; auguraba, si no el retorno a las fuentes originales al menos sí una nueva era de mayor transparencia y apertura. Pero como cada Bestia tiene su propia agenda oculta, quizás la conspiración en forma de crimen se paseó por los pasillos vaticanos. El recién elegido pontífice debía morir inmediatamente. La mañana del 29 de septiembre (celebración del Día de los Arcángeles) el pontífice es encontrado muerto en su cama, al parecer, con papeles en sus manos. La hora de su muerte pudo ser poco antes de las cinco de la madrugada, aunque el Vaticano dijo que había sido sobre las 11 de la noche. El comunicado oficial afirma que la causa del fallecimiento fue un infarto agudo de miocardio. No hubo autopsia, y si en verdad la hubo, al menos no se hizo pública. A nadie le interesó que hubiera un examen anatómico del cadáver.
Según no pocos investigadores, la muerte de Luciani fue debida a un asesinato, con el fin de evitar la posible salida a la luz de las oscuras finanzas vaticanas, por entonces relacionadas con la Cosa Nostra. El periodista peruano Eric Frattini dice al respecto en una entrevista concedida al diario La Razón en 2004: ‘Éste es otro de los misterios que rodean al Vaticano. Primero como cardenal y después como Papa, Albino Luciani (Juan Pablo I) estaba dispuesto a limpiar por completo todas las mafias organizadas por Marcinkus con el visto bueno de Pablo VI. Tal vez, él nunca se imaginó que Marcinkus utilizaba el IOR, (Istituto per la Opere di Religione) para lavar dinero procedente de la Mafia, del tráfico de armas, para pagar sobornos a periodistas, con empresas fantasmas propiedad del Vaticano con sedes en paraísos fiscales como Hong Kong, Luxemburgo, Bahamas, Barbados, etc. Luciani se encontró con un poder financiero terrenal mayor que el poder divino, en el interior de los muros del Vaticano. Aquello sin duda le costó la vida. Por ejemplo tras el asesinato de Roberto Calvi por el ejecutor de la mafia, Flavio Carboni, aparecieron muertas o ‘suicidadas’ 14 personas en once meses relacionados con el IOR y el Vaticano. Nadie investigó y los tres jueces que intentaron hacerlo, fueron asesinados.’
Monseñor Paul C. Marcinkus fue ordendo obispo por el Papa Pablo VI, siendo posteriormente, entre 1971 y 1989, el director del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), conocido como el Banco Vaticano, bajo el cual están las finanzas de la Santa Sede. En 1982 se le vincula con el colapso del Banco Ambrosiano (por un valor de 5.000 millones de dólares), a razón de operaciones sucias de blanqueo de dinero proveniente de la mafia.
Gracias a su inmunidad diplomática, Marcinkus nunca fue juzgado, mientras que los otros implicados, el banquero Michel Sindona (también implicado en la ocultación de nazis) y el director del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, fueron asesinados. El primero murió en la cárcel –en una celda de máxima seguridad- en 1986, después de tomarse un café con cianuro. A Calvi, el Banquero de Dios, lo suicidaron en Londres, en un crimen teñido de ritual; el 18 de junio de 1982 apareció colgado del puente de Blackfriars (que significa Dominicos, pero etimológicamente vendría a decir ‘hermanos negros’), junto a pedazos de ladrillos (posible símbolo masón) y monedas (símbolo de la traición de Judas). Una posterior exhumación de sus restos confirmó en 1992 que el Banquero de Dios fue asesinado, reabriéndose el caso por la Policía de Londres en 2003.
El periodista David Yallop, en su libro En el nombre de Dios, vincula a Marcinkus con un supuesto complot para acabar con la vida de Juan Pablo I, precisamente por las mismas causas expuestas por Eric Frattini. Definitivamente, Juan Pablo I quitar a Marcinkus del control financiero de la IOR.
Desde 1991 hasta su muerte en febrero de 2006, Marcinkus vivió felizmente en Sun City, Arizona, y aunque se había visto implicado en un escándalo de tráfico ilegal de oro, su existencia pasó relajadamente, oficiando misas, bebiendo bourbon, jugando al golf, y disfrutando de una valiosa mansión de su propiedad. Así da gusto servir a Dios.

Según un artículo de prensa, disponible en la página web de la organización Red Voltaire, firmado por Jonathan Levy y Thomas Dewey Easton, ambos abogados de la Corte Federal de San Francisco (EEUU), ‘El Banco del Vaticano es una de las diez principales plazas financieras y bancarias más frecuentemente utilizadas para el blanqueo de dinero. Según una fuente internacional bien informada, el Vaticano es la principal destinación de más de 55 mil millones de dólares de dinero sucio italiano, colocándose de este modo en la octava posición de los destinos más utilizadas a través del mundo para el blanqueo del dinero sucio, muy por delante de los paraísos fiscales como las Bahamas, la Suiza o el Liechtenstein.’
Conviene saber que el Vaticano posee una legislación en asuntos económicos que veta toda posibilidad de hallar el origen de los fondos depositados en su banca, cuyo máximo control reside en el Papa. Dicen Levy y Dewey, y cito, ‘Se puede deducir que el Banco del Vaticano utiliza la imagen positiva que tiene el Papa Juan Pablo II para cubrir una operación de blanqueo de dinero de gran envergadura. El Banco del Vaticano ya ha sido acusado en el pasado de albergar fondos expoliados por los Nazis y es actualmente sospechado de entretener lazos con el crimen organizado, en consecuencia todo parece indicar que el momento en que tendrá que rendir cuentas no está muy lejos. Las pruebas se acumulan y tienden a demostrar que las actividades del banco se asemejan más a actos de piratería que a de obras de caridad.’
¿Fue Albino Luciani víctima de una conspiración palaciega? Hoy por hoy sólo hay sospechas, ciertos indicios, dudas sobre la versión oficial. Puede ser, como se ha dicho, que Luciani fuese el Candidato de Dios, pero lo cierto es que aquel cadenal polaco que se sentó frente a él en el cónclave que lo eligió Papa, lo eclipsó por completo. A decir verdad, Karol Wojtyla, escenógrafo y maestro en el control de la imagen, fue capaz de eclipsar al propio Cristo y su mensaje.

1978 - 2005

El timón de la Barca de Pedro, por decirlo de una manera hermosa, ha estado dirigido por Juan Pablo II durante casi tres décadas, en las que el conservadurismo ha sido la nota dominante. Su inesperado ascenso al poder no significa otra cosa que el giro hacia el ayer, el tren que se dejó pasar (simbolizado en el Concilio Vaticano II), la cita con una redención de la Iglesia que, definitivamente, apuesta por reivindicar su rol compartido de Bestia Segunda.
En los años ochenta, junto a Reagan y Poppy Bush, Juan Pablo II diseña la reestructuración del mundo, a través de la caída de la Unión Soviética; promueve la caída del comunismo, cuyas sociedades serían luego engullidas por el capitalismo. Paralizó, con la inestimable ayuda del inquisidor Ratzinger, el legado del Concilio Vaticano II, y combatió la Teología de la Liberación en Suramérica, hasta el punto de reprender y humillar a sus promotores en público, como fue el caso del sacerdote Ernesto Cardenal… ¿Se acuerda alguien en el Vaticano de Monseñor Romero? Comprenderá el lector qué poco me importan los santos, pero Wojtyla canonizó más santos que todos sus predecesores juntos y, sin embargo, no tuvo un lugar para un verdadero mártir, como lo fue Monseñor Romero.
Óscar Arnulfo Romero fue asesinado mientras oficiaba misa, por oficiales del ultraderechista ejército de El Salvador. Romero se había erigido en el defensor de los más desfavorecidos, los indígenas, los pobres campesinos. Roma quedó más tranquila sin la molesta presencia del arzobispo que sabía que su vida corría peligro, y prefirió no callar las injusticias.
Tal como cita el teólogo y sacerdote católico suizo Hans Küng, ‘Concilio Vaticano II ha sido sustituido por el imperialismo romano, que quiere dominarlo todo’. Küng, que tiene prohibido por el Vaticano ejercer la enseñanza, viajó en noviembre de 2003 a Madrid y Barcelona para presentar un libro, y allí criticó la presencia del Opus Dei dentro de la Iglesia, la discriminación de que son objeto los homosexuales por parte de Roma, y el nulo papel de la mujer dentro de la institución.
La tesis de Küng defiende que ‘el Papa debe ser siervo de los siervos y no señor de los señores’, como sucede actualmente. Palabras de este hombre que no pudieron ser escuchadas en ninguna iglesia de Barcelona, pues el cardenal arzobispo de la Ciudad Condal se lo ha prohibido.
Küng ya había sido noticia en febrero de 1975, cuando el Vaticano lo riñió por las tesis que enseñaba en la Universidad de Tubinga, Alemania. Cuatro años después, el teólogo vería como el permiso de enseñanza le era retirado por sus superiores eclesiásticos.
En 1985, precisamente en mayo, el Vaticano publica un comunicado en el que se anuncia la prohibición expresa al teólogo brasileño Leonardo Boff, para expresar sus ideas sobre la Teología de la Liberación (a la que Roma acusa de ‘tergiversar el evangelio y de promover enemistad y violencia’), doctrina de la que es uno de sus creadores. El Vaticano le ha obligado a un ‘período de silencio’ que conlleve una ‘seria reflexión’. Y es que el tándem Wojtyla-Ratzinger fue claramente contrario a que los religiosos latinoamericanos replicaran a los dictadores y sus injusticias. El polaco quería que sus funcionarios fueran obedientes y dóciles a sus dictados, que incluye ser compasivo con gente de la calaña de Augusto Pinochet. El elegido para dar a conocer al mundo el nombre del nuevo pontífice, tras la muerte de Juan Pablo II, es el nuevo Cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, un latino experto en exorcismos que  reconoció rezar por el dolor que Augusto Pinochet vivió cuando estaba detenido en Londres sin poder regresar a Chile. Medina medió para que el dictador regresase a casa, y lo logró.

Joseph Ratzinger(2), la conservadora mente doctrinal en quien Juan Pablo II confió desde 1981 hasta su muerte, se propuso –personalmente- que la Teología de la Liberación se asfixiara, y parece haberlo logrado, al menos temporalmente. Es una verdadera contradicción que Wojtyla ejerciera en sus años polacos una activa resistencia contra el comunismo, y que sin embargo, aun conociendo de primera mano la brutal acción del capitalismo en Suramérica, haya mandado a callar a quienes vistiendo traje sacerdotal ejercen la defensa de los más oprimidos. Como dije antes, Wojtyla llegó a reprender en público a uno de los máximos exponentes de esta doctrina viva y necesaria, Ernesto Cardenal. Fue en Nicaragua, 1983, cuando el sacerdote, arrodillado ante su jefe, escuchó la retahíla de amonestaciones que lo definían como un verdadero apóstata a los ojos del Vaticano.
Tal vez la respuesta a la contradictoria actitud de Wojtyla haya que buscarla en la ausencia de competidores religiosos que la Iglesia Católica ha tenido en su Polonia natal, todo lo contrario de lo que acontece en Latinoamérica, donde el ganado corre el riesgo de irse a la cabaña de los siempre atentos, musicales y milagreros evangelistas.
Una Iglesia Católica en intransigente lucha por la ‘defensa a la vida desde la concepción’, sin ver que a quienes se lo exige, son mujeres que, en la mayoría de los casos, viven en medio de penalidades económicas todos los días, mientras que aquel que habla en nombre de Dios lo tiene todo y no tiene ningún tipo de preocupación material. Una vez más se juega con la culpabilidad y el miedo a la condenación, para someter las voluntades de otros, no las propias.

Al servicio de su graciosa Santidad

Nino Lo Bello, quien fuera corresponsal del Herald Tribune en Italia, afirma que la Santa Sede poseía la más efectiva y extensa red de espionaje del mundo. Una red conocida con el nombre de Sodalitium Pianum (cuyo símbolo era un abeto), formada por Pío XII a comienzos del siglo XX, que ya no existe como tal, aunque se supone ‘reciclada’ en alguna otra organización secreta...
El escritor Jesús Ynfante dice sobre Sodalitium Pianum(3): ‘Fue una organización secreta nacida en el seno de la Iglesia Católica para combatir el progreso y la democracia. Estos católicos integristas, que gozaron de una completa tolerancia e incluso complicidad del Vaticano, eran acérrimos defensores de la integridad de la doctrina católica y de la autoridad y jerarquías romanas’.
De Sodalitium Pianum bebería el megalómano Escrivá de Balaguer para fundar las bases del Opus Dei (Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y del Opus Dei). De hecho, menos de siete años separan la disolución oficial de S. Pianum, de la creación del Opus Dei en 1928.
Sobre la relación entre el Vaticano y España hay dos palabras que sobresalen por encima de la Inquisición, e incluso por encima del concordato entre los dos estados (un privilegio para el catolicismo en un país laico), y estas son: Opus Dei, que significa ‘La Obra de Dios’. Se trata de una secta dentro de la misma Iglesia Católica, que nace de manos de un sacerdote aragonés llamado José María Escrivá de Balaguer. El Opus propugna el ascenso a la santidad a través del trabajo... a modo de extensa y densa red de contactos con los estamentos más elevados del control material.
Siempre ascendente en el camino del poder, el Opus Dei trabaja para fundir los centros de poder estatal con la esencia religiosa de sus adeptos, tal como ocurriera en los gobiernos finales de la dictadura del General Franco.
En la carta enviada por Escrivá de Balaguer el 23 de mayo de 1958 al General Franco, el sacerdote dice lo siguiente(4): ‘Aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que "la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación". En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional. Pido a Dios Nuestro Señor que colme a Vuestra Excelencia de toda suerte de venturas y le depare gracia abundante en el desempeño de la alta misión que tiene confiada.’
El Opus Dei se convierte en prelatura personal (agrupación religiosa católica con caracteristicas peculiares) gracias a Juan Pablo II en 1982, coincidiendo con el escándalo del Banco Ambrosiano. Tal fue la afinidad del anterior Papa hacia el Padre Escrivá, que lo beatificó el 17 de mayo de 1992... Sí, otra vez el mes de mayo, el mes de María según los católicos, pero hay más... la beatificación de Escrivá se produce un día antes del cumpleaños de Juan Pablo II. La razón de que no se lograse coincidir las dos efemérides reside en que el acto de beatificación debía ser realizado en domingo y el 72 aniversario del Wojtyla cayó un lunes. De no ser por eso las dos celebraciones se habrían fundido en una misma jornada.

Cardenal Bernard Francis Law

En el año 2002 salen a la luz pública los escándalos de pederastia de la Iglesia Católica americana. Juan Pablo II ni expulsa a los violadores que visten sotanas y ocupan sillones de poder, ni los excomulga. La desvergüenza está servida, pero las élites lo silencian en la medida de lo posible.
El arzobispado de Boston (notablemente rico en patrimonio inmobiliario) fue condenado a pagar indemnizaciones a las víctimas. A un grupo de 540 afectados se les debe abonar 153.000 dólares, mientras que a un segundo grupo de 88 víctimas se les dará una indemnización media de 75.000 dólares.
La primera consecuencia del escándalo fue que el propio Arzobispo, Cardenal Bernard Law, máximo representante católico en el país (donde hay unos 65 millones de católicos), hubo de dimitir por haber encubierto -durante décadas- los abusos de numerosos subordinados suyos. Después vino el cierre de más de cincuenta iglesias de la archidiócesis.
El Cardenal Law, según el Boston Globe (2002), fue advertido en 1989 sobre los abusos sexuales que padecían varios hermanos pertenecientes a la parroquia del sacerdote Joseph E. Birmingham. Uno de los afectados se entrevistó con el cardenal, quien tras ser informado colocó sus manos sobre él y le ordenó –bajo secreto de confesión- no revelar semejante asunto a nadie. Más de cincuenta hombres acusaron a Birmingham de haber sufrido sus abusos sexuales. Y aun hoy, más de quince años después de su fallecimiento, la Archidiócesis de Boston sigue recibiendo acusaciones contra él.
En marzo de 2006 sale a la luz otra acusación de pedofilia en la Iglesia Católica estadounidense. William Skylstad, Presidente de la Conferencia Episcopal (USCCB) es acusado por una mujer de abusos sexuales cuarenta años atrás. Skylstad ha negado las acusaciones, por supuesto. Otros dos casos reseñables son los de Paul Shanley y John Geogham (supuesto abusador de más de 150 menores), al que el Cardenal Law despidió con cariño, y que sería asesinado en la cárcel en 2003.
Pero no es preciso ir muy lejos para advertir la indecencia de jerarcas de semejante calaña. Febrero de 2006, Igualada, municipio de la provincia de Barcelona, tiene unos treinta y tres mil habitantes, entre los que se encuentra el párroco, Gregorio S., un individuo que ese mismo febrero fue condenado a dos años de cárcel (no tiene antencedentes penales, no la pisará) por haber abusado sexualmente de una deficiente mental de 24 años. La sentencia prohibe al sacerdote acercarse a su víctima, a la que deberá indemnizar con quince mil euros. Además, el condenado está siendo investigado por otras posibles violaciones a niñas a las que impartía religión.
Cuando en 2003 Román Casanova fue electo para ocupar el despacho de la diócesis de Vic (de la que depende Igualada), era el obispo más joven de España, sólo cuarenta y seis años, y seguro que no imaginaba la decisión que habría de tomar tres años después. Cuando Gregorio S. fue condenado por la justicia, Casanova lamentó ‘profundamente el escándalo’ provocado, pero el degenerado con sotana seguirá siendo sacerdote. El obispo es tan comprensivo que acepta retirar de la circulación pública a su presbítero, que realizará sus tareas eclesiales de puertas para dentro, en despachos o conventos. Romá Casanova entiende que tiene ‘el deber de ayudar humana y espiritualmente a las personas implicadas, y a promover entre ellas el perdón y la reconciliación’. Por su parte, el condenado presentará recurso… Increíble, pero cierto.
En relación a los abusos sistemáticos que se han producido en diversas diócesis de Boston, queda mucho por decir y hacer. Sin embargo, y esto no debe de sorprender a nadie, la posición cardenalicia de Bernard Law no se verá afectada, pues se trata de un cargo vitalicio, por lo que todavía fue candidato a suceder a Juan Pablo II.
Si todo esto es ya de por sí escandaloso, aun falta lo mejor, ya que en mayo de 2004, Wojtyla premia a Law poniéndolo al frente, como rector, de la basílica Santa María La Mayor, una de las cinco grandes y ancianas basílicas de la Ciudad Eterna. Simplemente provocador; pero no a juicio de Law, que cuando recibió la noticia de su nuevo destino dijo: ‘Estoy muy contento, esto es muy bonito’. Tan contento, seguro, como cuando ofició la misa del día 11 de abril de 2005 por el alma de Juan Pablo II. Semejante distinción a Law fue decidida por la Curia Vaticana, que permitió que presidiera una de aquellas nueve misas de duelo. Hubo duras críticas por parte de la ‘Red de supervivientes de los acosados por sacerdotes’, pero qué más da eso, Law es un abnegado siervo de Dios…
Según la Agencia EFE, el escándalo de abusos sexuales involucra a más de 1.200 sacerdotes católicos en EEUU, abarcando a 161 archidiócesis de un total de 177.
Este notable elemento llamado Bernard Law fue uno de los hombres predilectos de Wojtyla, nació en 1931 y cursó estudios en Harvard. Bernard Law, encubridor de violadores de niños; Karol Joseph Wojtyla, protector, cómplice benefactor de Bernard Law.
Juan Pablo II pasará a la historia de los hombres como el Papa viajero, el fabricante de santos, el pacífico, el anciano que provocaba la compasión general, pero he aquí que aquello que menos se ha hablado, aquel minúsculo escándalo de pederastia, es el que determina para qué equipo jugaba. Poco importa (al menos a mí) el diálogo ecuménico entre iglesias, su voz contra la guerra de Irak (hasta feo estaría que no hubiese protestado), su rostro de abuelo adorable. Porque Wojtyla rogaba a su dios y con el mismo ruego desoía a las víctimas sexuales de sus empleados, al superior de los cuales hizo rector de una basílica… Ya lo dice el dicho popular: el diablo está en los detalles…

(1)Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con fecha del 6 de agosto de 2000, coincidiendo con el aniversario de la destrucción sobre Hiroshima, evento que identificamos como uno de los indicios que hacían de EEUU la representación de la Bestia Segunda. Si el lector desea sorprenderse con la acumulación de presunciones que recoge este documento, le invito a leerlo en su totalidad en la siguiente página web: www.vatican.va/index.htm
(2)El Sumo Pontífice, Joseph Ratzinger, tiene incluso un club de fan, cuya página web vende -por un módico precio- variados objetos con su imagen que reflejan su admiración por él, como pegatinas, pins, camisetas, gorras, etc.
(3)Jesús Ynfante, La prodigiosa aventura del Opus Dei. Génesis y desarrollo de la Santa Mafia, Editorial Ruedo Ibérico, París, 1970. Puede ser consultada en www.opuslibros.com,
(4)Esta misiva conserva una copia en la Fundación Nacional Francisco Franco, Madrid.

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